Con el fenómeno de El Niño a la vuelta de la esquina, los efectos del cambio climático, junto con una alta dependencia de fuentes hídricas, el país entra en una situación de vulnerabilidad energética que requiere acción inmediata. María Angélica Cardozo, experta y líder del programa de Administración Ambiental y de los Recursos Naturales de la UNAD, nos comparte un análisis sobre esta situación.


La crisis energética inminente en Colombia es un reflejo de la complejidad que surge cuando la variabilidad climática se encuentra con una dependencia histórica de fuentes de energía hidroeléctricas. La docente María Angélica Cardozo Cerquera, líder del programa de Administración Ambiental y de los Recursos Naturales de la Escuela de Ciencias Agrícolas, Pecuarias y Medio Ambiente (ECAPMA) d ela Universidad Nacional, Abierta y a Distancia, brinda su análisis sobre esta problemática y las posibles soluciones a largo plazo.

¿Por qué Colombia se enfrenta a una posible crisis energética?

Actualmente Colombia enfrenta una posible crisis energética en el corto plazo debido a una combinación de factores como la dependencia de fuentes hídricas, ya que aproximadamente el 70% de la generación de electricidad en Colombia proviene de hidroeléctricas, y los efectos del cambio climático han llevado a patrones de lluvia más erráticos, lo que afecta la generación hidroeléctrica y aumenta la vulnerabilidad del sistema energético.

Otro factor está relacionado con el crecimiento poblacional y el desarrollo económico ya que con esto se ha incrementado la demanda de energía, generando una mayor presión sobre el sistema energético existente, en este mismo sentido, la falta de inversión en nuevas fuentes de energía, y la modernización de la infraestructura existente limita la capacidad del sistema para adaptarse ante esta creciente demanda y, por supuesto, a los cambios climáticos.

¿Qué tiene que ver el fenómeno de El Niño?

El fenómeno de El Niño suele estar asociado con una disminución en las precipitaciones, lo que reduce el caudal de ríos y afecta el nivel de los embalses, en este sentido, y dado que alrededor del 70 % de la energía eléctrica del país proviene de fuentes hidroeléctricas, se puede limitar gravemente la generación de electricidad. Con menos lluvia, los niveles de los embalses descienden, lo que reduce la capacidad de generación hidroeléctrica, y esto puede llevar a un aumento en la dependencia de otras fuentes de energía, como las térmicas, que son más costosas y menos sostenibles a largo plazo debido al uso de combustibles fósiles y generación de emisiones contaminantes, además de generar incrementos en las tarifas de energía para los consumidores.

Impacto de la crisis en la economía de los colombianos

El impacto de una crisis energética en la economía podría afectar significativamente a sectores como la industria y la agricultura, que dependen mucho de la energía. Esto puede resultar en pérdidas de empleo y una menor producción, y en casos extremos de racionamiento energético, se podrían detener actividades industriales, afectando la cadena de suministro y el comercio. Si se recurre a la generación térmica, más costosa, es probable que las tarifas eléctricas aumenten, elevando los costos operativos y contribuyendo a la inflación, lo que reduciría el poder adquisitivo de los consumidores. Además, una crisis energética puede desalentar la inversión, afectando el crecimiento económico a largo plazo.

En cuanto al día a día, el racionamiento de energía interrumpiría actividades esenciales como el trabajo, la educación y el acceso a servicios básicos, impactando el uso de electrodomésticos, el acceso a internet y, en algunas comunidades, el suministro de agua. Hospitales y centros de salud también se verían comprometidos en su funcionamiento. Esta situación podría generar estrés en la población, incertidumbre y presiones económicas adicionales.

Soluciones para evitar la crisis

Para evitar una crisis energética en Colombia, se pueden considerar diversas soluciones viables que aborden tanto la diversificación de las fuentes de energía como la eficiencia en su uso, frente a esto es importante relacionar las siguientes acciones:

  • Aumentar la inversión en energías renovables no convencionales como solar, eólica y biomasa (en lo cual se ha venido trabajando fuertemente en el país en los últimos años).
  • Fomentar la generación de energía a pequeña escala como la instalación de paneles solares en los hogares e industria.
  • Invertir en la modernización y mantenimiento de las plantas de generación existentes con el fin de aumentar su eficiencia y capacidad.
  • Ofrecer incentivos fiscales o subsidios a empresas y hogares que implementen tecnologías de eficiencia energética.
  • Mejorar la infraestructura de transmisión y distribución para reducir las pérdidas de energía.
  • Realizar una correcta gestión del agua implementando estrategias que optimicen su uso en la generación hidroeléctrica y desarrollar sistemas de monitoreo que permitan anticipar variaciones climáticas y adaptar la gestión de los embalses.
  • Desarrollar una política energética que incluya planes de contingencia ante fenómenos climáticos como El Niño.
  • Fomentar la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías energéticas y almacenamiento de energía.
  • Por supuesto, educar a la población sobre el uso responsable de la energía y el agua.

¿Cómo podemos aportar para evitar una crisis energética?

La participación de las comunidades y ciudadanos es crucial en la mitigación de los efectos de una posible crisis energética ya que todos podemos aportar desde diversas estrategias y acciones, contribuyendo así a tener un futuro más sostenible y resiliente, estas acciones pueden ser:

  • La adopción de prácticas de ahorro energético que incluye el uso de electrodomésticos eficientes, el apagado de aparatos electrónicos y dispositivos de iluminación cuando no se requiera su uso.
  • La instalación de sistemas solares, ya sean individuales o como proyectos comunitarios.
  • La conservación del agua adoptando prácticas como la recolección de agua lluvia, el uso de sistemas de riego eficiente, y los monitoreos comunitarios de cuerpos de agua
  • La participación u organización de campañas educativas sobre la importancia del uso eficiente de la energía y el agua, así como en la toma de decisiones para la generación de políticas sostenibles
  • La reducción de la huella de carbono colaborando con empresas locales que hagan uso de tecnologías limpias e implementen programas de eficiencia energética y promoviendo el uso de transporte público o bicicletas.

¿Cómo aportar desde la academia?

La comunidad académica puede contribuir formando profesionales en áreas de energía sostenible, ingeniería ambiental y gestión de recursos naturales, además de ofrecer formación continua para trabajadores y comunidades en prácticas sostenibles. La academia también puede participar en asesoramiento técnico y proyectos conjuntos que promuevan soluciones energéticas.

La investigación es clave para desarrollar tecnologías renovables adaptadas a los desafíos energéticos de Colombia, mejorando la eficiencia y el almacenamiento de energía. Estos estudios ayudan a comprender los impactos sociales, económicos y ambientales, y a formular políticas energéticas adecuadas. Involucrar a las comunidades locales fortalece el vínculo entre la academia, el sector productivo y la sociedad, facilitando una transición hacia un sistema energético más resiliente y diversificado.

 

Finalmente, la docente María Angélica Cardozo concluye con que Colombia debe priorizar la inversión en energías renovables no convencionales, como la solar, eólica y biomasa, sectores que han avanzado, pero requieren mayores esfuerzos e inversión. Es esencial modernizar y expandir la infraestructura de generación y distribución de energía, mejorando plantas actuales y construyendo nuevas instalaciones con tecnologías limpias.

Además, implementar programas educativos sobre eficiencia energética y sostenibilidad para empoderar a ciudadanos y comunidades a favor de reducir la demanda energética. Fomentar la colaboración entre academia, sector privado y gobierno podría impulsar soluciones innovadoras en almacenamiento y gestión de energía.

La dependencia hidroeléctrica hace a Colombia vulnerable a fenómenos como El Niño, resaltando la urgencia de diversificar sus fuentes de energía. Transformar el sistema energético hacia uno sostenible y resiliente requiere un enfoque coordinado y proactivo, lo que no solo mitiga crisis energéticas, sino que impulsa el desarrollo económico y social a largo plazo.