En el reciente proceso de elección de rector para el periodo 2023-2027, en el que la comunidad académica de docentes, egresados y estudiantes y el Honorable Consejo Superior Universitario decidieron confirmar mi nombre para seguir liderando este valioso proyecto Unadista, se presentaron algunas diferencias coyunturales, pero sobre todo de dominio conceptual, que llevaron a que algunos hayan dicho, erróneamente, que esta Universidad tiene problemas de gobernabilidad.
Lamentable error de apreciación que debo desmentir para evitar que la comunidad Unadista y la opinión pública creen juicios a partir de versiones que no afectan la gobernabilidad de la UNAD, pero sí, injustamente, su buen nombre y sus valiosos impactos y logros alcanzados.
Hay muchas definiciones teóricas y técnicas de “gobernabilidad”, y para mejor entenderla, en términos simples, cuando se dice que una universidad tiene una gran gobernabilidad se hace referencia a que es una institución lo suficientemente madura para administrar sus diferencias, en ningún momento pierde de vista sus objetivos de crecimiento y su visión organizacional, y responde a sus propios retos con su propia estructura (jurídica, administrativa y financiera), procesos académicos y actores, sin que se afecte la calidad y estabilidad de su actuar ni requerir de una intervención externa.
Es decir, una universidad con gobernabilidad es aquella que genera confianza y certidumbre en sus acciones y decisiones, ya que estas no responden al tamaño de intereses particulares, sino que por el contrario gestiona un plan estratégico de acción que orienta su cotidianidad. En este tipo de comunidades hay diálogo y respeto permanente y visible entre todas las instancias y actores que despliegan un espíritu universitario acorde a sus postulados misionales y una pasión inequívoca y transparente por la calidad y la calidez de su servicio educativo y por el compromiso con el país.
Los diversos estudios sobre gobierno universitario, incluidos los análisis que, en Colombia, han hecho el Ministerio de Educación Nacional y el Consejo Nacional de Acreditación CNA, coinciden en definir estas características como esenciales para que se dé una debida gobernabilidad:
Primera, que sea un gobierno “Participativo y Democrático”; es decir, que, en medio de las diferencias, todos los miembros de la comunidad se sientan debida y efectivamente consultados y representados frente a los temas esenciales del devenir universitario y respetando la normatividad que les regula. La UNAD acaba de construir, una vez más, con voceros de todos sus estamentos, su Plan de Desarrollo #MásUNADMásEquidad para los próximos doce años; estudiantes, docentes y egresados tienen los debidos estatutos y reglamentos que garantizan su posibilidad de ser elegidos en los muy diversos órganos colegiados de escuela, zonas, redes y consejos Académico y Superior.
Segundo, que sea “Legal y Legítimo su actuar”; es decir, que todas las decisiones y elecciones estén debidamente soportadas en fundamentos legales (estatutos, reglamentos, decretos…) y que tanto las actuaciones de los directivos y representantes como las directrices que comprometen a la comunidad universitaria, sean respetuosamente reconocidas y acatadas por ésta. Que en una comunidad de más de 200 mil personas (que puede llegar a medio millón si se suman egresados y familias), el 0,001 por ciento (20 o máximo 50 personas, algunas de ellas retiradas por su incompetencia frente al rol institucional asignado y otras que ni siquiera tienen vínculo alguno con la UNAD), cuestionen la gestión del rector o su re-elección, no afecta en nada la legalidad pero sí generan dudas sobre la legitimidad institucional dado que, haciendo uso falaz e irresponsable de medios y redes sociales, este microscópico pero mordaz grupo pone en la palestra pública el buen nombre y prestigio de nuestra universidad ante propios y externos a ella.
Tercero, que sea “Eficaz y Efectiva”; es decir, que la estructura, actores y gobierno de la Universidad garanticen resultados concretos y de calidad a la luz de los objetivos propuestos, como producto de un trabajo planeado, comprometido, articulado y técnico. La acreditación institucional de alta calidad, el crecimiento en número de estudiantes, centros de atención regional y programas, además de la proyección internacional, el liderazgo universitario hispanoamericano en virtualidad y la autosostenibilidad financiera de la UNAD son algunas muestras, concretas, objetivas e incuestionables, de su eficacia y efectividad institucional.
Finalmente, que sea “estable”, con una cultura armónica, en donde la comunidad universitaria pueda construir conocimiento, redes y planes en torno de su visión estratégica con la certeza y tranquilidad de que los proyectos de mediano y largo plazo son un referente de su evolución; que los cambios de políticas son producto de la concertación y no del capricho, y que ajustes a la estructura organizacional o la llegada de nuevos directivos académicos y administrativos, es producto de la innovación, el crecimiento organizacional y en especial del mérito y el reconocimiento a los liderazgos comprometidos a favor de la Universidad y no de intereses particulares. El reconocimiento del ambiente de la UNAD, por Great Place to Work, como una de las mejores culturas organizacionales para trabajar en el país, el trabajo académico ininterrumpido, y la unidad en el propósito misional de parte de todos sus sistemas estructurales, educativos y de información son el mejor reflejo de estabilidad de la UNAD en las últimas dos décadas.
Por su parte, las Naciones Unidas también consideran aspectos claves para la gobernabilidad la transparencia, la responsabilidad, la rendición de cuentas, la participación y la capacidad de respuesta a las necesidades de la población. ¿Alguien dentro de la comunidad Unadista duda de que estos atributos no se viven en la Universidad? Les invito al debate argumentado, máxime cuando varios de ellos son nuestros criterios de actuación compartidos desde el año 2006.
Debe haber un gran desconocimiento de la UNAD actual, o una intención perversa para hacer daño a esta, la más grande familia universitaria de Colombia, para cuestionar su gobernabilidad.
Ahora bien, si creen que el hecho de que quien escribe estas líneas se ha reelegido cinco veces representa una forma de “in-gobernabilidad”, lo que tienen es un erróneo concepto de lo que significa el actuar de una verdadera comunidad universitaria. La re-elección rectoral en la UNAD ha sido un proceso democrático, transparente, participativo y legítimo, en el que toda la comunidad universitaria ha sido convocada y ha podido hablar cuando ha deseado, siendo representada en las elecciones que ha hecho el Consejo Superior Universitario. Desconocer esto únicamente por el deseo de que haya un cambio en la rectoría, o por aversión personal al rector, es irrespetar la voluntad de la comunidad universitaria y su compromiso con un proyecto construido colectivamente.
En cambio, a diferencia de las universidades con problemas de gobernabilidad:
- En la UNAD no hay paros de estudiantes ni de docentes, ni huelgas de hambre;
- En la UNAD no hay deudas ni retrasos en el pago de la nómina de sus docentes y colaboradores en la gestión;
- En la UNAD no hay debates irrespetuosos, recusaciones entre miembros del Consejo Superior Universitario o permanentes acciones judiciales para trabar su diario actuar;
- En la UNAD no hay daño malintencionado ni deterioro de la planta física en ninguna de sus casi 70 sedes en todo el país;
- En la UNAD no se han denunciado, porque no las hay, prácticas de pagos a funcionarios o contratistas que no trabajan, inversiones no justificadas, indebida intervención de políticos o grupos violentos (de cualquier expresión);
- En la UNAD se vive plenamente la autonomía que la Constitución Política y la Ley 30 de 1992 le reconocen, pero también se rinden cuentas, no sólo ante los diversos órganos de control del Estado y el Ministerio de Educación Nacional -que no tienen un solo proceso sancionatorio en contra de la Universidad o su rector- sino ante la propia comunidad y la opinión pública, a través de eventos públicos, anuales, difundidos por los medios de comunicación institucionales;
- En la UNAD no se ha cuestionado el actuar de su dirección con respecto a la promoción de los derechos de los más vulnerables, y
- En la UNAD su rector es visible, organiza encuentros con todas las zonas en todo el país, en donde estudiantes, egresados ,docentes y representantes de gremios regionales libremente pueden expresar sus diferencias y la alta dirección les responde inmediatamente.
Por todo ello, la UNAD de hoy es vivo ejemplo de plena gobernabilidad universitaria, sus resultados le dan una legitimidad ampliamente reconocida por los demás rectores y académicos de otras universidades. No hay un solo motivo de duda. Su actual estructura, procesos y actores no son límite alguno para seguir creciendo, y si pudiera contar con una más objetiva mirada gubernamental y una mejor y más equitativa asignación de recursos, sería un patrimonio cultural de país, mucho más admirada, como lo es hoy en diversos ámbitos académicos internacionales.
Por todo esto, tengan la seguridad de que hacen parte de la más grande, innovadora, inclusiva universidad del sistema de educación superior colombiano y con gobernabilidad a toda prueba. MÁS UNAD MÁS EQUIDAD.