Llega la época de vacaciones de mitad de año, el momento que para muchos padres puede convertirse en todo un desafío ante la falta de actividades que tendrán sus hijos, pero también el momento ideal para fortalecer en los menores distintas competencias en todos los niveles y a través de las actividades adecuadas.
De acuerdo con Mónica Romero, docente del programa de Psicología, las vacaciones se suelen interpretar como un espacio para que los niños(as) y adolescentes no hagan nada. “Sin embargo, es importante reconocer que se trata de un receso para cambiar de actividades y allí se debe encontrar un equilibrio que permita integrar horas de descanso y ocio, juego libre y espontáneo, cumplimiento de deberes en el hogar, espacios de familia y alguna actividad específica llámese deportiva, recreativa, artística o de refuerzo en temas escolares”, señala.
Así mismo asegura que para sacar provecho de esta época del año, será importante tener en cuenta variables tan sencillas como la edad del hijo, si es niño, niña o adolescente, así como las habilidades, los gustos y las posibilidades que existe en el entorno familiar.
De acuerdo con la experta, “existen muchos beneficios que generan ciertas actividades que se desarrollan en esta época porque contribuyen a la función cognitiva, social y afectiva fundamentales en el desarrollo de los niños(as) y los adolescentes, así mismo fortalece el desarrollo motriz, la coordinación, la lógica al pensar la jugada más adecuada, la habilidad de socializar, la capacidad de trabajo en equipo o grupo, el manejo de emociones displacenteras como la frustración ya que todos aprenden a ganar y a perder como es el caso de las actividades que implican un nivel de competencia”.
Así mismo, la experta agrega que desarrollar actividad física y otras actividades sociales van a mejorar el estado físico, la salud ósea y metabólica, las funciones ejecutivas, la salud mental reduciendo los síntomas de depresión y el riesgo de obesidad. “Otros beneficios cuando se dan estas actividades entre padres e hijos, es el fortalecimiento del vínculo afectivo familiar, reducir los problemas de comportamiento, la interacción entre los miembros, el conocimiento desde la expresión y reconocimiento de las emociones en el otro, la confianza, la seguridad y la conexión con el otro que lleva a que niños(as) y adolescentes acumulen experiencias gratas y mejore la percepción de bienestar y la sensación de felicidad”.
Para los más pequeños. Es importante que las actividades que realicen los más pequeños de la casa estén orientadas a las actividades que tienen que ver con la exploración sensorial, desde el juego simbólico que parte desde el “yo hago como si fuera” un policía, un bombero, una doctora, una mamá, así como actividades de construcción de estructuras como el Jenga y actividades deportivas como ir al parque, jugar con el balón, ir a piscina o a la playa.
Para los adolescentes. El adolescente, al ya tener definidos sus gustos, se le facilitará la práctica de algún deporte en específico como baloncesto, futbol, voleibol, montar bicicleta, caminatas, actividades artísticas como teatro, pintura, música, visita a museos, juegos tradicionales, de mesa e incluso compartir actividades que hacen los hijos en las redes sociales ver videos, reels o documentales es importante también el involucrase en su vida digital.
Ojo con las pantallas digitales
Para finalizar y teniendo en cuenta que en vacaciones existe una gran cantidad de tiempo libre, la docente unadista asegura que existe evidencia sobre el impacto negativo que tiene la exposición prolongada a las pantallas para el neurodesarollo infantil. “Por ejemplo, puede darse un menor nivel de desarrollo cognitivo, de lenguaje, riesgo de sobrepeso, dificultad en la concentración entre otros y específicamente en adolescentes se asocia a riesgos elevados en ansiedad, depresión y problemas del sueño”, señala.
Así mismo, con el uso prolongado de pantallas “se pierde la oportunidad de divertirse con experiencias que impliquen conexión con la naturaleza, de juegos o intercambios con sus primos y amigos de barrio, de ir al parque, de paseos y actividades en familia y de lograr una conexión más real que digital”, concluye la experta.