Las líneas ECOUNAD y CuturArte, agradecen a todas las personas que participaron en el concurso ECOARTE, quienes se destacaron por el ingenio y creatividad evidenciados en la creación de historias vinculando el componente ambiental.

ECOARTE

Una vez revisado el listado de los participantes, verificado el cumplimiento de requisitos y hecho el recuento de los votos, se identificó como ganador a Huber Alexander Córdoba Moreno, perteneciente al programa de Psicología adscrito al CCAV Pasto, quien obtuvo el mayor número de comentarios apoyando su cuento denominado Montaña de fuego (Santuario de fauna y flora Galeras)”.

Las líneas ECOUNAD y CuturArte felicitan a Huber Alexander e invitan a la comunidad académica a continuar participando de las actividades propuestas por Bienestar Integral Unadista.

Nota: debido al estado de cuarentena a causa del COVID-19, el respectivo premio se le hará llegar cuando se reestablezcan las condiciones necesarias para tal fin.

 ¡Cuento ganador!

 Montaña de fuego (Santuario de fauna y flora Galeras)

Vivo junto a un gigante que duerme, mientras un millar de personas sueñan en su regazo, que doblega el orgullo de creyentes y apostatas. De regreso a casa lo veo suspirar, ronca cuando quiere y se sacude para acomodar su gran cuerpo. Me parece grande, aun cuando me encuentro a 9 kilómetros de su cima; adornado con retazos de matices verdes por doquier, como es natural en mi hermoso rincón sureño, me asombra cómo un perezoso de su tamaño puede ser tan famoso, tan apacible y a la vez reconocido como uno de los más peligrosos del planeta: culpables de su mal nombre los soñadores que fundaron ciudades a sus faldas.

Mientras, abstraído, observo su magnificencia… ¡oh, no! En sus bordes se comienzan a mover, como raíces negras y gruesas, lo que al parecer son sus patas. Todo tiembla a mi alrededor, los autos se detienen y la gente entra en pánico; confundidos, se ocultan dónde pueden y dejan todo desolado. Yo, consciente del peligro tanto para el que se oculta como para el expectante… si este magno personaje lo decide puede acabar con todo a su paso, esté oculto o no. Pero, ¿para qué lo hace? ¿Qué lo hace moverse?

Una vez desprendido de la tierra que lo ha sostenido durante centenares de años emprende su viaje, cual ciempiés, causando unas vibraciones continuas que aterrorizan aún más a todos los pastusos y visitantes. Se siente como si arrastraran a una gran piedra, y lo es, pero… ¿a dónde va? Todos gritan ¡el Galeras! ¡el Galeras! Haciendo un ruido infernal, de repente, la vibración se detiene un instante y comienza de nuevo.

¿Qué hace? Está dando la vuelta, ¡está dando la vuelta!, gritan algunos curiosos que asoman sus cabezas desde sus escondites. Yo, expuesto al igual que ellos, pensando en la inminencia de la destrucción, observo un gran orificio alargado y encendido, a la altura media de tan magnifico ser; ahora tiene boca, ¡no lo puedo creer! También percibo arriba dos orificios más, sus ojos, siempre estuvo de espaldas… pero ahora nos ha mostrado su rostro, enojado… aunque también afligido: no lo veo expresando toda su ira, más bien lo siento triste, decepcionado.

¡URQUNINA! ¡URQUNINA! ¡URQUININA!, grita, con voz ronca, como de tambores gigantes, como de truenos, como si un terremoto sonoro envolviera a todo ser viviente. ¿Urqunina? ¿Pero qué es eso?, me pregunto, tomo mi celular y encuentro fácilmente su significado: Montaña de Fuego.

¿Acaso estaba aclarándonos su nombre? ¿Estaba presentándose? Ahora, como voz de viento de montaña, puedo escuchar:

- Ustedes ya no me reconocen; yo fui amigo de sus antepasados, ellos me pusieron este nombre, dibujaron sobre piedras su amistad conmigo, a la sombra del árbol de higuerón. Ahora me han olvidado, por eso me voy…

Retoma su camino lentamente, da la vuelta y se va. Deja un vacío enorme… refunfuñando se alcanza a escuchar:

- Encontraré más amigos, unos que no me teman, que en cambio me respeten. Me llevo mi santuario, no les permitiré disfrutarlo.

Siento en mi pecho un dolor enorme, una tristeza profunda. Si los pastusos perdemos nuestras raíces, ¿qué nos queda? Si Urqunina se lleva el santuario de Fauna y Flora Galeras, ¿qué atesoramos? Con el corazón en la mano comienzo a correr, a gritos lo llamo: ¡Urqunina, Urqunina! Él se detiene, la vibración espantosa de su andar cesa y, milagrosamente, con sus ojos llenos de fuego, encendidos, se queda mirándome.

- ¿Qué quieres?

Me responde y yo, casi ahogado, le digo:

- No te vayas, perdona a este pueblo olvidadizo, aún a mí; si decides quedarte te prometo hacer que todos te recuerden, y que vuelvan a pintar sobre ti.

Con paso lento, y no muy convencido, asiente, poco a poco retorna a su lugar. De espaldas, me explica, “porque quiero protegerlos”. De repente, desde lo alto en el cielo, siento un tirón que me sustrae de ese sueño.

Dormido sobre el volante y con los ojos pequeños, deslumbrados, retorno a la realidad. A lo lejos, frente a mí, esa montaña de fuego imponente, peligrosa pero amigable, me da su espalda. Emocionado imagino su rostro del otro lado… oculto para protegernos, pero expectante ante el cumplimiento de mi promesa.

  

Huber Alexander Córdoba Moreno

 Psicología CCAV Pasto – Nariño