En 2025 la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD dejará de ser la primera universidad virtual de Colombia y pasará a ser la primera universidad híbrida de Latinoamérica y una de las primeras del mundo.
No es un proyecto, es una realidad a la que se llega por la natural evolución de la institución, y constituye un anuncio que nos desafía, como ya estamos acostumbrados, a seguir yendo más allá de los límites de la educación para ser más efectiva socialmente, para llegar a más personas y para brindar una cualificada formación al mismo tiempo incluyente.
Tampoco es un asunto cosmético de la sola denominación. Es resultado de la apuesta innovadora de la Universidad por favorecer el aprender a aprender con todas aquellas mediaciones posibles, que favorezcan desde la calidad la oportunidad, la flexibilidad, la cercanía, la personalización, el acompañamiento y la contrastación en escenarios reales del contenido su praxis efectiva y la experiencia personal frente al valor incremental del conocimiento en su aplicabilidad social por parte de todos nuestros docentes y estudiantes.
Si bien el entorno de la educación superior colombiana e iberoamericana ya nos reconoce, y valora, como la más grande y acreditada universidad virtual de Colombia y de América Latina y el Caribe, la realidad es que desde hace veinte años venimos siendo más que una universidad virtual una causa social educativa. Hoy contamos con un servicio educativo, modelo de formación, plataformas humanas, tecnológicas, infraestructura, escenarios físicos y espacios de bienestar que superan inmensamente lo que las hoy llamadas universidades virtuales están ofreciendo.
Porque para la UNAD, la tecnología y las mediaciones son solo eso, componente intermedios en permanente evolución que potencian las relaciones sistémicas entre la institución, el conocimiento, el estudiante y el aprendizaje. Lo más importante para nuestra institución desde su servicio a Colombia se ha concentrado en la calidad, la oportunidad y la flexibilidad de la educación, en su capacidad de llegar a todas las personas, momentos y entornos geográficos, y en transformar vidas con el acompañamiento de proyectos de impacto social, regional, nacional y global.
Nuestro modelo pedagógico solidario Unadista, las plataformas propias, las alianzas internacionales, los sistemas de evaluación y control, la adopción de la inteligencia artificial, las Comunidades de Interacción y Participación Académica y Social, los Centros de Pensamiento Territoriales, los Observatorios Intersistémicos Regionales, Campo Unad, los Institutos, las Gerencias, la dinámica en Zonas, Escuelas y Vicerrectorías y la forma de gestionar recursos y desarrollar proyectos en terreno y a partir de la situación específica de nuestros estudiantes, superan íntegramente la hoy ya común, y casi que limitada visión de la virtualidad, que se ha quedado, para la mayoría de instituciones educativas, en el ofrecimiento de clases en internet, pero sin la posibilidad de favorecer el crecimiento formativo cualificado mediante la hibridez.
Cuando, en los años 80, nacimos como Unisur, éramos una institución cuyos programas se desarrollaban a distancia, y eran los módulos de aprendizaje y libros, los trabajos en papel y el correo físico los que mediaban la relación entre docentes y estudiantes, con encuentros presenciales muy esporádicos.
La transformación institucional de UNISUR a UNAD no solo llegó acompañada de un cambio de carácter legal (de institución universitaria a universidad), sino que nos permitió empezar a ejercer el estilo que hoy nos caracteriza en el sistema educativo: Atrevernos a llevar la autonomía universitaria y diferenciarnos de los demás. Es así como decidimos terminar la dictadura del cuaderno y los libros, y lideramos el cambio hacia la formación en línea, la tutoría sincrónica y asincrónica y el desarrollo de programas virtuales que, hasta entonces, el sistema de educación superior se había negado a pensar como posible en una modalidad virtual.
Y la pandemia nos potenció, positivamente, y develó que la educación superior estaba malinterpretando la virtualidad, a tal punto que creía que era cuestión de adoptar una plataforma y de dar una capacitación en tecnología a los docentes…y ya. Pero el comportamiento de la matrícula reflejó la inteligencia del mercado de estudiantes a la hora de seleccionar un modelo educativo que respondiera, con calidad, a sus expectativas. Desde la pandemia la mayoría de instituciones netamente presenciales han venido cayendo en el número de sus estudiantes, la mayoría de las virtuales -muchas de ellas relativamente nuevas- han crecido moderadamente, pero ninguna otra como la UNAD ha duplicado en tres años su matrícula, y cada día representa la mayor participación porcentual de estudiantes con respecto a la matrícula de todo el sector.
Nuestra autodefinición y presentación institucional como Universidad Híbrida constituye el reconocimiento y la consolidación de todo lo que venimos haciendo. Mientras que las universidades de corte presencial demeritaron la virtualidad y la han venido adoptando más obligadamente que de forma consciente, nosotros no dudamos en reconocer que, más allá de la modalidad, las mediaciones, la tecnología y las formas, lo que siempre priorizamos es el aprendizaje de todos, y eso nos ha llevado a reconocer una virtualidad acompañada de escenarios presenciales, de laboratorios y simuladores en donde los estudiantes se encuentren cara a cara, así como en novedosos espacios de bienestar y coworking para consejería y talleres, al igual que inducciones, círculos de participación y grados presenciales; a adoptar modelos flexibles de inscripción de cursos, de interacción con otros públicos, de moocs de fundamentación y complementación y de soporte en dobots y de desarrollos de inteligencia artificial.
Por eso, no somos una universidad de computador, ni de internet; somos la institución educativa que entiende el concepto de distancia no como la separación de actores sino, por el contrario, como la universidad que ha sido capaz de romper las distancias para llegar a los territorios y microterritorios. Por eso ya somos la universidad híbrida de Colombia y América Latina, gracias al compromiso y la convicción de Ustedes queridos lideres Unadistas.
Y no solo aplicamos la hibridez en la mixtura, o mezcla, entre lo presencial y lo virtual, sino también en la adopción de modelos de gestión, servicio e interacción con todas aquellas diversas formas que nos aseguren la calidad y humanidad en la interacción académica.
Somos la Universidad Híbrida, porque tenemos un fundamento virtual, pero cada día con más sedes físicas para apoyar la gestión del aprendizaje y el desarrollo personal de los estudiantes; nuestra génesis legal se dio como universidad de naturaleza nacional, pero con las seccionales y extensión internacional a los demás continentes donde estén nuestros connacionales; somos una institución de educación superior para la formación pregradual y posgradual, pero también contribuimos a la formación en los niveles previos y en educación no formal; somos un escenario para el aprendizaje individual y configurado según las expectativas de cada estudiante, pero con escenarios de interacción grupal y de compartir experiencias para el aprendizaje compartido; y nuestros estudiantes pueden formarse desde el espacio geográfico que quieran, pero pueden extender su mirada con experiencias presenciales internacionales, entre otras expresiones de la hibridez.
La UNAD híbrida en 2025, declarado como el año de la Reticularidad en la UNAD, es la mejor expresión de que estos gigantescos pasos institucionales (complejos en su estructura y cambio cultural), sólo son posibles en organizaciones que se piensan y trabajan en red, para conectar las expectativas de los estudiantes con los impactos de su formación, y gracias a la intermediación y gran compromiso de toda su comunidad académica y tecnopedagogica.
Jaime Alberto Leal Afanador, Ed.D
Rector
Noviembre de 2024