Estas palabras se quedan cortas para expresar mi aprecio y admiración hacia las madres, como creadoras de vida y faro familiar.
Mami, madre, mamita, madrecita, progenitora, ma…, son innumerables las maneras de llamar a ese maravilloso ser que inspira el espíritu y el alma humana.
Gracias a ellas sentimos ternezas y liberamos tristezas.
Por eso, hijas e hijos, nietas y nietos nunca olvidamos este segundo domingo de mayo para celebrarles.
Aunque algunas mujeres parecen ir contra la naturaleza materna, eso es una excepción porque casi todas son seres magníficos que la vida nos dio para orientar nuestro camino.
Nos han dado la luz y son nuestra luz. También, nuestras primeras educadoras, así como mi madre, Inés Afanador, quien con su ejemplo y enseñanza, orientó mi vida y el amor hacia mi familia.
También pienso en aquellas madres que hoy, desde la vida eterna, oran por sus hijos, nietos y bisnietos.
Porque la preocupación de toda madre es genuina, su voz no es un rezo mecánico, nos conectan con la vida espiritual, viven el amor y predican la solidaridad y la caridad, y siempre -siempre- están pendientes de todo y de todos.
En una madre no hay envidia ni rencor en su corazón, y se convierte en ejemplo a replicar con nuestras parejas e hijos.
Si los hijos soberbios se arrodillaran y los sordos se preocuparan por entender a sus madres y seguir sus enseñanzas de vida en el amor, la comprensión y la humildad, la armónica convivencia de nuestra sociedad sería lo común.
Mayo ha sido considerado como el Mes de la Madre, aunque ella siempre está con nosotros. Honrarla es nuestra responsabilidad todos los días del año.
Madres de Colombia ¡Feliz Día¡ Ustedes serán siempre la guía en la vida de sus hijos e hijas.
JAIME LEAL AFANADOR
Mayo 10 de 2025