“Familia Unadista ¡adelante!,
por Colombia luchad con amor,
lleguemos con ciencia a la gente,
transformémosla en un mundo mejor…”
Apreciado líder docente, estudiante, egresado, monitor, directivo, colaborador y, en fin, toda persona con algún vínculo académico, administrativo, investigativo, de suministro o de beneficio con la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD, permítame describir por qué Usted hace parte de esta “Familia Unadista” y, sobre todo, cuál es la importancia de ello.
Es una costumbre, en muy variadas organizaciones, identificar a quienes participan directamente del objeto y de la misión de estas, como miembros de una familia propia de esas entidades. Es una forma usual de llamar algún vínculo de unión entre estas personas, como si fueran hermanos, hijos o primos unidos por una afinidad o una tradición, en virtud del “común apellido” que les significa compartir un vínculo, generalmente laboral.
En la UNAD también somos una Familia, la más grande del sistema educativo colombiano (entre estudiantes, egresados, colaboradores y otros amigos, cercana al medio millón de integrantes), que no sólo se une por una matrícula, un plan de estudios, un vínculo laboral o una adscripción institucional, sino -y sobre todo y muy especialmente- porque además del “común apellido” que significa Ser Unadista, nos identificamos en el propósito de actuar para hacer vida esta Causa Social Educativa que es la UNAD; esto es, hacer viva en toda acción y decisión una profunda sensibilidad social que busca desarrollar acciones, rigurosas y de calidad académica, para favorecer el crecimiento de todos los entornos a los que llegamos.
Hace cerca de tres décadas, desde cuando corroboramos que por nuestras venas parece correr la misma sangre de colombianos preocupados porque el estudio pueda tener la dignidad, calidad y cobertura debida a toda la patria, que adoptamos el concepto de “Familia Unadista”, mismo que aparece reflejado en el coro de nuestro himno institucional, genialmente escrito por Guido Burbano Franco (QEPD), otro de nuestros grandes Maestros, quien dirigió desde el inicio de labores y hasta el día de su muerte el Centro Regional de Pamplona, en Norte de Santander.
Ser parte de la familia de la UNAD es mucho más que suscribir un “contrato” (laboral, académico, de grupo…). Vivir y sentir la UNAD significa pensar en colectivo por el bienestar de los demás, asumir la academia como un escenario en el que, de forma comprometida y responsable, se analiza el contexto y se buscan los mejores caminos para esta patria, y se actúa, bajo la impronta del espíritu solidario, en procura del bienestar extendido para todos quienes nos rodean.
Como una verdadera familia, en la UNAD somos rigurosos en el comentario y en la crítica al interior, los cuales hacemos con afecto y respeto; verificamos los hechos y afirmaciones con el compañero, docente, colega, amigo investigador, directivo o colaborador, antes de actuar públicamente; nos ponemos en el lugar del otro (potencial estudiante, graduando, docente, líder social…) para comprender precisamente su situación; y apoyamos, orientamos y guiamos a todo aquel que, en desarrollo de su actividad Unadista, requiera apoyo. Sólo así podemos llamarnos, sin lugar a dudas, Unadistas y ser parte de esta maravillosa familia.
De esta forma contribuimos a edificar un mejor mundo y un país que, como nunca antes, había estado necesitado de verdaderos liderazgos que orienten el desarrollo del entorno, conociendo a profundidad sus problemas y oportunidades para sembrar, en conjunto con estudiantes, la semilla de grandeza para que en cada región del país sean los compatriotas quienes sean capaces de visionar y de proponer su transformación para extender el bienestar a todos aquellos que confíen e inspiren desde su propio ser el crecimiento del territorio y del micro territorio.
Hablar de Familia Unadista no es una expresión inocua. Se requiere incorporar el concepto de liderazgo para ser transformador relevante del cada quien, en el escenario de nuestra gestión formativa con estudiantes provenientes de multiplicidad de características y de condiciones geográficas y poblacionales.
En ejercicio de su compromiso social por la inclusión, la diversidad y el reconocimiento de todos nuestros compatriotas, ingresar a la UNAD constituye un ejercicio menos exigente que mantenerse en la misma. No es coincidencia que quienes más años llevan como miembros de esta familia son, por lo general, quienes mejor conocen nuestro metasistema y nuestros objetivos sociales y misionales.
Por años nos hemos esmerado en afianzar nuestros procesos de selección de personal, y gracias a ello hoy valoramos la importancia de haber retirado unas cuantas manzanas podridas, así vistas algunas personas que, por su escasa productividad, poco conocimiento técnico de su actividad y de la Organización, y mínima tolerancia a la diferencia de criterios, terminaron ejerciendo comportamientos negativos frente al cambio y a sus compañeros Unadistas.
Quienes madrugan, y trasnochan, pensando en la UNAD, a diario, a todos ellos los consideramos líderes, sin importar su cargo o rol en la Universidad. Queremos que sepan que al hacer parte de nuestra comunidad deben ser conscientes del valor de la cohesión y de la interacción en torno al trabajo en equipo, en un mundo que hoy nos exige aprender a aprender, a autoevaluarnos para mejorar y a autorregularnos para ser confiables. Nos interesa que todo líder Unadista, incluidos estudiantes, docentes y egresados, sean felices y se diviertan en su cotidianidad educativa. Por ello también acuñamos el valor del trabajo inteligente y productivo, como una característica diaria en todas las interacciones de los miembros de la comunidad universitaria.
Es por eso que hoy en la UNAD existe una cultura de servicio por la que cada día apostamos hacia su mejora, y una cultura de motivación intrínseca que influye de manera positiva en nuestra vanguardia educativa, razón por la que es muy valioso para nosotros que toda persona que esté interesada en hacer parte de nuestra organización se encuentre previamente dispuesta a mejorar su conexión con los demás sobre un devenir misional y visionario que nutre este modelo educativo creado para servir y que nos exige periódicamente aprender y desaprender dado el vertiginoso cambio que en el metasistema organizacional se procura.
Todo esto ocurre soportado en el interés personal de todos los líderes de mejorar continuamente, gracias a una actitud forjada precisamente en la intersección del desempeño individual y colectivo en procura de los propósitos que fortalecen nuestra vida académica y universitaria como universidad pública de orden nacional, local, regional y también con una valiosa presencia internacional.
Por todo esto, quien llega a esta Universidad encuentra una enorme posibilidad de potenciar la grandeza de Colombia a través del desarrollo personal apalancado en la fortaleza de esta Familia Unadista.
Cordialmente
Jaime Alberto Leal Afanador
Rector