Cuando se habla de una universidad, casi todas las miradas se dirigen a su estructura académica. Es decir, a la calidad y pertinencia de sus programas y sus docentes, así como al reconocimiento social de sus egresados, entre otros aspectos. La acreditación institucional de alta calidad es el máximo sello de reconocimiento académico de un programa y de una institución, y la UNAD la tiene. Pero para llegar a la acreditación y al reconocimiento internacional alcanzado por nuestra universidad, la Institución necesariamente debe soportarse en un sistema de gestión administrativo y financiero lo suficientemente sólido para atender las demandas de la academia.
Nuestros discursos y reconocimientos generalmente los damos, merecidamente, para los equipos y redes de líderes sistémicos y de actores claves como estudiantes, monitores, docentes e investigadores, pertenecientes a nuestras escuelas y unidades operacionales, en regionales, zonales y seccionales, y misionales, como las vicerrectorías. Permítanme hoy reconocer también a todos aquellos que, sin ser identificados institucionalmente como personal académico, constituyen el respaldo y la tranquilidad para que la marcha de la Universidad se dé sin contratiempos.
Un agradecimiento a todas las mujeres y hombres adscritos a las gerencias del sistema funcional, cuyos equipos encabezados por sus líderes, como por ejemplo la señora secretaria general, los jefes y jefas de las oficinas asesoras, y los y las gerentes que nos apoyan con los servicios, que mantienen organizados nuestros espacios físicos y que fortalecen nuestra seguridad (incluso la cibernética). Todos, incluidos los líderes administrativos y financieros de todos los niveles, que garantizan que, en una Universidad que cada día crece más en su población y en sus necesidades, la atención y la respuesta sea efectiva. A todos ellos les debemos unas infinitas gracias por su callada, y a veces no siempre reconocida gestión.
Gracias a ellos podemos desplazarnos entre regiones y países sin traumatismos; desarrollar todo tipo de eventos con la logística adecuada; contar con el apoyo sincrónico y asincrónico de nuestras redes tecnológicas, entre otros, como gran soporte a las agendas de nuestros cuerpos colegiados; organizar encuentros nacionales con miles de líderes, propios y externos, sin inconveniente alguno; recibir nuestros pagos a tiempo; celebrar fechas especiales para nuestros líderes mujeres y hombres, docentes, nuestros niños y familias, entre otros; ver cómo, poco a poco, pero siempre mejor, se reforman las instalaciones y las oficinas; recibir oportunamente las informaciones sobre el día a día de nuestra comunidad, por las redes sociales o la web institucional; tener la garantía de que los procesos administrativos fluyen conforme protocolos debidamente validados y eficientes; tener un impecable manejo contable y financiero de los flujos de dinero; y contar con los recursos previamente planificados para el desarrollo de nuestros macroproyectos, en gestión del Plan de Desarrollo, son algunas de los múltiples hechos que todos los días y a toda hora se dan en la UNAD. Todos requieren ser reconocidos con el valor superlativo que tienen, porque funcionan tan bien que solo advertimos su existencia cuando hay alguna temporal dificultad.
Gracias a ellos porque han comprendido la esencia de nuestro metasistema (sistema de sistemas); y porque saben que todos dependemos de todos y, más con humildad y pasión de servicio que con afán de brillar, saben que el éxito propio sólo es posible cuando media el éxito institucional.
Desde las tareas menos complejas hasta las más estratégicas, su objetivo es el de asegurar la gestión de los recursos que faciliten el cumplimiento de los propósitos y las políticas misionales; esto es, generar los apoyos que se requieran para afianzar la misión, el aseguramiento de la sostenibilidad, la modernización y la calidad en el modelo metasistémico institucional.
Muchos de quienes hoy hacen parte de dichos equipos nos acompañan desde hace muchos años. Algunos, incluso desde el inicio de mi gestión rectoral en 2004, cuando esta institución enfrentaba problemas de imagen y dificultades en su flujo decaja. Ellos son los principales testigos, y actores claves, del cambio de esta Universidad, del crecimiento de sus instalaciones, de la mejora en su infraestructura, de los incrementos salariales y la consolidación de los equipos de apoyo.
Hoy, próxima la celebración del Dia Internacional del Trabajo, en nombre toda la comunidad Unadista, les doy Gracias Infinitas por dicho trabajo al servicio de toda la UNAD. Hoy no sólo somos la universidad más grande del país, sino también contamos con una organización académicamente reconocida, financieramente estable, con activos crecientes, y un sólido patrimonio que nos permite -con la prudencia que demanda el ahorrar cada peso para aumentar los impactos- proyectar mayores crecimientos para así seguir en ruta de mejoramiento continuo.
Porque nuestro propósito no es el de aumentar por aumentar en número de programas, de estudiantes, de instalaciones y de capital. Esos son solo indicadores objetivos que nos permiten medir numéricamente el avance año a año. El real propósito es el de realizar nuestros mejores esfuerzos, y destinar bien los recursos, para lograr que no haya un solo colombiano que, pudiendo estudiar en la UNAD, hacer país y mejorar sus condiciones personales, sociales y familiares, no lo haga.
Al fin y al cabo, como lo señalaba en mi libro Trabajo Inteligente Productivo TIP, “un trabajo con sentido es mucho más que un trabajo bien hecho. Es una acción que construye valores, favorece la interacción con los demás y permite soñar”.
Gracias al cuidado de los recursos, al esfuerzo adicional que cada uno puede dar, a no incurrir en gastos superfluos, a no caer en burocracias en las dependencias, ni en sobrecostos ni reprocesos, es como hemos podido ir creciendo.
Y como aún son grandes las necesidades e inequidades en el país, y la cobertura sigue siendo un enorme reto para el sistema educativo, tenemos -con el compromiso y la ayuda de todo nuestro equipo del sistema funcional - la tarea de seguir creciendo, con rigor y prudencia.
Nos hallamos en, tal vez, uno de los mejores momentos de la historia de la UNAD (no es el primero, ni será el último), y eso nos obliga a redoblar la atención sobre los detalles, los gastos, los procesos y la dedicación a nuestro trabajo.
La UNAD es un dispositivo del Estado para llevar educación de calidad en todo momento y lugar, y debemos confirmarle, día a día, al país que nuestra vocación de servicio nos constituye en una entidad estatal eficiente, comprometida, con un agradable clima laboral y exitosa en su misión.
¡Gracias por hacer parte de esta causa social educativa!
Jaime Alberto Leal Afanador Rector
Abril 2024