Después de 83 años de un arduo trabajo para sacar adelante a su familia, Antonio Víctor Otero Dajub está a un peldaño de lograr cumplir uno de sus más preciados sueños, ser psicólogo y poder ayudar a la comunidad.
Víctima de la violencia y el desplazamiento armado en Pueblo Nuevo Colombia, Antonio Otero esposo y padre de cinco hijos, cuatro mujeres y un hombre; es un señor respetuoso, trabajador y perseverante que dedicó gran parte de su vida a sacar adelante a sus hijos sin importar las dificultades que los rodeaban. Sin embargo, siempre tenía consigo el deseo de estudiar, de poder ejercer una carrera que le permitiera ayudar a la comunidad.
Es así como a sus 79 años decidió seguir los pasos de una de sus hijas y estudiar una carrera que le permitiera tener un enfoque social, razón por la que decidió estudiar psicología. Pese a los comentarios negativos que recibió por querer estudiar y a pesar de haber sido rechazado por algunas universidades debido a que no cumplía con los requisitos, Antonio decidió no rendirse y perseguir su sueño.
Gracias a una persona cercana a él, conoció la UNAD y su sistema educativo, una alternativa en educación que se ajustaba a sus necesidades. “Me recibieron con el amor más grande, por eso se llama universidad abierta, porque está abierta a las circunstancias y las necesidades de cada persona”, asegura. Luego de surtir el proceso de ingreso y en medio del desafío que esto significaba para su edad, Antonio comenzó a estudiar en el Cead de Sincelejo en el departamento de Sucre. Aunque al inicio se sentía “como mosco en leche”, fue gracias al cariño de sus compañeros que el proceso de regresar a estudiar fue un poco más fácil y ameno. “Mis compañeros me veían y me preguntaban si yo era profesor, pero cuando les comentaba que era estudiante, se ponían felices de que una persona a mi edad decidiera estudiar”, agrega.
Sin embargo, para Antonio, uno de los momentos más difíciles de este proceso tuvo que ver con el uso de los computadores, “pues adaptarme a la tecnología fue de las cosas más desafiantes porque yo no conocía la metodología de estudio a distancia” pero fue gracias a Karen Martínez, una compañera de estudio, por quien logró acercarse y adaptarse a estas herramientas tecnológicas. Así mismo y como complemento a esto, en la universidad siempre encontró un ambiente de hospitalidad y personas serviciales, razón por la que nunca se ha sentido solo pues siempre ha recibido apoyo por parte de sus compañeros, docentes y funcionarios de la institución, aspecto que ha hecho más agradable su proceso de aprendizaje.
No obstante, aunque contaba con el apoyo de sus familiares, la comunidad universitaria y de sus profesores, en el segundo semestre de su carrera Antonio fue a la universidad para cancelar su matrícula. Al llegar a la institución, tuvo oportunidad de contarle a alguien su situación, “mientras conversábamos ella me comentó que estaba en séptimo semestre de psicología, entonces fue en aquel momento donde me di cuenta de que la niña era invidente, ese momento fue una marca para mí y me dije ¿cómo es posible que esta niña que no ve, estudie y yo estaba pensando en retirarme?, ahí tuve la respuesta que necesitaba y no tuve que preguntarle a nadie, decidí que iba a terminar mi carrera”.
Actualmente, Antonio se encuentra cursando décimo semestre de su carrera, se encuentra próxima a graduarse y lleno de entusiasmo afirma que en la Universidad Abierta y a Distancia “se cuenta con una excelente metodología hecha por gente que sabe, aun si se tienen problemas para adaptarse uno viene al centro y te ayudan, te orientan, encuentras el cariño y la atención que se está buscando, la universidad está compuesta con un excelente profesorado y con los compañeros de curso decimos que somos una familia, esta es una universidad que ama a su alumnado, se preocupa por sus estudiantes, yo siempre le digo a las personas que sí quieren estudiar lo mejor es inscribirse a la UNAD”.
Antonio Otero es un ejemplo de superación y perseverancia de que cuando se quiere algo, se puede lograr sin importar las dificultades que puedan suceder y mucho menos la edad.