En una vereda de Tasco, Boyacá, Alejandro Reyes combina las tareas del campo con su formación en Negocios Internacionales, un proceso que ha enriquecido con recorridos por distintos escenarios logísticos del país. Sus estudios, realizados a través del modelo híbrido de la UNAD, le han permitido avanzar sin dejar su territorio.

Un estudiante que construye su futuro desde el campo

La jornada de Alejandro Reyes inicia en el mismo lugar donde creció: una vereda de Tasco, Boyacá. Allí, entre el movimiento habitual de la vida rural —el paso de los vecinos, el sonido de los animales, las labores del día a día—, instala su computador y organiza sus actividades académicas.

A sus estudios llegó como beneficiario de la Política de Gratuidad del Gobierno Nacional, lo que le permitió acceder al programa de Negocios Internacionales de la Escuela de Ciencias Administrativas, Contables, Económicas y de Negocios de la UNAD, sin salir de su comunidad. Su rutina combina las dinámicas propias del campo con la disciplina que exige la formación profesional, una mezcla que ha sostenido con constancia desde su casa.

Para Alejandro, estudiar desde la vereda no ha sido un impedimento, sino una forma de mantenerse cerca de su familia y de su entorno mientras avanza en un campo de estudio que, por lo general, se concentra en los centros urbanos.

Un recorrido que integra territorio y experiencia

Aunque la mayor parte de su aprendizaje ocurre frente a la pantalla, el modelo híbrido que cursa le ha permitido desplazarse a distintos puntos del país para conocer de cerca procesos propios del comercio exterior.

Entre esas experiencias se encuentran las visitas a la Zona Franca de Mosquera, donde observó actividades asociadas a las operaciones industriales y aduaneras; al Puerto de Barranquilla, al Puerto de Cali y al Puerto de Buenaventura, espacios clave para la circulación de mercancías en Colombia.

También participó en la rueda de negocios del Congreso Prospecta Internacional 2025, donde tuvo contacto con actores del sector empresarial y económico.

Para Alejandro, cada desplazamiento ha sido una forma de completar lo aprendido desde la vereda:
“Estos encuentros de vida académica me han permitido conocer el entorno empresarial y fortalecer mi perfil profesional”, afirma.

Ese tránsito entre el campo y los centros logísticos del país le ha permitido construir una visión amplia del sector en el que quiere desempeñarse.

Una historia que surge desde su propio territorio

Más allá de los trayectos y las aulas virtuales, la historia de Alejandro es la de un joven que decide proyectar su futuro desde el lugar en el que vive. Su proceso refleja una forma distinta de acceder a la educación superior: una que no exige abandonar el territorio, sino integrarlo al aprendizaje.

Desde su casa, y con una conexión a Internet que llega hasta la vereda, ha podido avanzar en su formación con estabilidad y claridad en sus objetivos.

En su mensaje final, resume esa experiencia con palabras simples, pero directas:
“Desde aquí, desde una zona rural, con un computador y conexión a Internet y mucha disciplina, he podido fortalecer mi perfil académico y te invito a matricularte en la UNAD”.

Alejandro continúa construyendo su camino desde el lugar que lo vio crecer. Y en esa ruta, su historia aporta una mirada sobre cómo los estudiantes rurales pueden acceder a oportunidades profesionales sin desprenderse de su territorio.