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Café colombiano: entre el orgullo nacional y la urgencia de reinventarse
El café colombiano no solo es una bebida; es una identidad cultural, un motor económico y un paisaje social. Sin embargo, detrás de cada sorbo de ese café suave y reconocido en el mundo, se esconden realidades que desafían el futuro del sector: pobreza rural, costos de producción insostenibles, cambio climático y desigualdad social.
El estudio de Montoya, Archila y Rojas (2022), investigadores de la ECACEN UNAD, revela un panorama que mezcla orgullo con preocupación: 654.000 fincas, 540.000 productores (30% mujeres) y 844.000 hectáreas dedicadas al café, generan 730.000 empleos directos y sostienen a 2 millones de colombianos. Pero el dato que duele es que el caficultor recibe apenas entre el 6 y el 10% del valor de un mercado mundial que mueve USD 200.000 millones.
¿Estamos frente a una crisis disfrazada de aroma?
La paradoja económica del grano de oro
Aunque en 2022 el precio del café alcanzó récords históricos (2.3 dólares la libra en la Bolsa de Nueva York y más de 2 millones de pesos por carga), los costos de producción se dispararon hasta un 70% más. El resultado: utilidades reducidas y un caficultor atrapado entre la volatilidad del dólar, los altos precios de insumos importados y la especulación internacional.
Dato intrigante: una hectárea de café produce en promedio COP 7.158.650 al año. Pero el living income para Colombia es de COP 19.185.000. Es decir, el 64% de las familias caficultoras no alcanzan ingresos dignos. El mito del “negocio rentable” del café se desvanece cuando se miran los números reales.
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Impacto social: mujeres, familias y desigualdad
El café no solo da empleo; teje comunidades. Más de 546.000 familias dependen del sector, pero muchas enfrentan pobreza estructural, falta de acceso a servicios básicos y brechas de género en la representación gremial. Aunque hoy más mujeres están participando en las elecciones cafeteras, todavía la representación femenina en comités es inferior al 30%. Además, persisten problemas como el trabajo infantil y la informalidad laboral.
Sin embargo, también hay esperanza: proyectos como Escuela y Café de la FNC, con 379 escuelas y más de 5.000 estudiantes, muestran cómo el café puede ser una plataforma de educación y desarrollo humano.
Impacto ambiental: café con huella de carbono
El cambio climático está desplazando los cultivos hacia alturas cada vez mayores. Si antes se sembraba entre 1.250 y 1.600 m.s.n.m., ahora la franja productiva se eleva a los 1.800. Esto significa que miles de caficultores perderán sus tierras productivas.
Además, la presión por aumentar la productividad ha impulsado el monocultivo sin sombra, lo que genera:
- Mayor deforestación y pérdida de biodiversidad.
- Uso intensivo de fertilizantes y pesticidas químicos.
- Contaminación del agua y deterioro del suelo.
En palabras simples: el café colombiano se enfrenta a un dilema entre cantidad y sostenibilidad.
Hacia dónde vamos? Propuestas para reimaginar el café
El estudio no se queda en el diagnóstico; propone caminos:
- Agricultura sostenible: agroforestería, abonos orgánicos y técnicas regenerativas.
- Diversificación económica: turismo rural, otros cultivos y pequeñas empresas.
- Asociatividad y comercio justo: mejores precios y menos intermediarios.
- Formación y equidad de género: más mujeres liderando y más jóvenes capacitados.
- Gestión ambiental: conservar biodiversidad, reducir químicos y proteger fuentes hídricas.
Café con futuro, pero no sin cambios
El café colombiano seguirá siendo un ícono mundial solo si se reinventa. La realidad actual exige pasar del discurso romántico a la acción colectiva: gobiernos, caficultores, consumidores y empresas deben apostar por un modelo justo, sostenible y rentable.
La próxima vez que disfrutes una taza de café colombiano, pregúntate: ¿estoy apoyando una tradición que florece o un sistema que se marchita?
Comparte este blog y abre la conversación. El futuro del café no está solo en manos de los caficultores, está en cada consumidor que exige un café con justicia social y sostenibilidad ambiental.