En el sector de La Lucila, en el municipio de Turbo, departamento de Antioquia, hay cientos de hogares de escasos recursos y un alto número de pequeñas y humildes casas de invasión. Sus niños juegan en la calle con el barro de vías sin asfalto; sus jóvenes se debaten entre el rebusque y la violencia, tras las limitadas oportunidades laborales y oferta educativa; y las esperanzas de sus padres se fincan en las ayudas de terceros o las promesas -generalmente incumplidas- de los políticos.
En esa deprimida zona, acabamos de inaugurar el Centro de Innovación y Productividad CIP, un escenario de convivencia social, académica y de oferta de la UNAD, para potenciar de forma práctica el desarrollo, la tecnología y la innovación de este municipio portuario. Hace más de tres décadas la UNAD hace presencia en Turbo, y ahora ha decidido aumentar su impacto regional con nuevos desarrollos de investigación, de emprendimientos y de impulso a iniciativas de progreso social.
La construcción del CIP en La Lucila, con un moderno diseño arquitectónico, no se dio allí por falta de alternativas de espacio. Ha sido resultado de una consciente decisión institucional de contribuir a mejorar los entornos. Porque la educación cobra vida cuando los problemas que se analizan en los casos de estudio y los debates académicos se sienten y comparten en el terreno, y porque la Universidad crece en la medida en que supere los desafíos de su entorno y las comunidades circunvecinas gradualmente mejoren sus condiciones de existencia.
El CIP no es una de esas tradicionales sedes universitarias con aulas de clase, tableros y pupitres. Es un escenario para el encuentro y el diálogo, el trabajo colaborativo y la creación, el bienestar, la experimentación y la interacción digital con comunidades de otros espacios, redes, disciplinas y expectativas. Porque la UNAD es consciente que la educación salió de su esquema tradicional y que las verdaderas prácticas y validación de conocimiento están dentro de los territorios.
Integrarnos con las comunidades no es una apuesta Unadista, ni un ensayo y, menos aún, una promesa de paz; es una realidad. Ya lo hemos demostrado. La mayoría de nuestros 70 centros zonales en el país, con infraestructura física, han sido construidos, intencionalmente, en zonas de mediano y de escaso desarrollo económico, porque trabajamos por brindar educación de calidad a niños, jóvenes y adultos de la Colombia que más necesidades (de estudio, trabajo y posicionamiento social) tiene, y que tristemente representa a la mayoría de la población. De allí que nuestro Plan de Desarrollo haya sido denominado “Más UNAD más Equidad”.
El nuevo CIP de Turbo tendrá un enfoque en Agrotecnología y Logística Integral, potencialidades de desarrollo regional, profesional y económico de este municipio portuario. Así, gracias al ejercicio interdisciplinario de todos los programas de la UNAD, nos comprometemos por contribuir a la superación de históricas y presentes limitaciones de la población del Urabá.
Este es el segundo CIP que la UNAD crea en el país. El primero ya funciona en el municipio de Dosquebradas (Risaralda), enfocado en Biotecnología. Allí venimos trabajando, con el sector productivo, emprendimientos que favorezcan las vocaciones de servicio, de trabajo y de optimización de los recursos de la región.
Y vendrán más CIPs. Ya estamos trabajando en ello. La inclusión, el servicio, la solidaridad Unadista y los ejercicios de interacción de nuestras comunidades a través del Servicio Social Unadista y del Observatorio Intersistémico Regional (OIR), nos han permitido identificar algunas de esas riquezas regionales que queremos potenciar: turismo ecosistémico, desarrollo humano, tecnologías sostenibles para la industria manufacturera, gestión de arquitecturas tecnológicas, gestión transnacional, desarrollo rural, manejo del agro y zonas francas, entre otros. Gradualmente, en la medida en que -como lo hicimos en Turbo- aseguremos las alianzas, recursos financieros y condiciones de operación- iremos presentando estas realidades.
Nuestras apuestas por crecer, por llegar a más regiones, por internacionalizarnos y por aumentar la oferta de programas en todos los niveles educativos no son nada diferente a extender nuestra vocación institucional de servicio y de brindar oportunidades de transformación personal, familiar y social para que, gracias a la educación, nuestros compatriotas puedan mejorar sus condiciones de vida y de desarrollo comunitario.
La UNAD es uno de los brazos de soporte del Estado Colombiano, creada, hace cuatro décadas, para que la educación sea un motor de mejora, de movilidad y de transformación positiva de vidas; una estrategia social para desarraigar el germen de la violencia y favorecer la inclusión.
La sed de Colombia por mejorar sus relaciones sociales, ingresos económicos, oportunidades de desarrollo personal y profesional nos demandan, como universidad pública, a que sean los propios estudiantes y egresados quienes se integren a estas apuestas de inclusión y trabajo solidario, y los CIP son una estrategia efectiva de trabajo conjunto.
Y aunque somos un gran equipo de 8 mil líderes Unadistas (docentes, directivos, personal administrativo…) plenamente comprometidos, la atención a nuestros 230 mil estudiantes cada vez demanda mayores esfuerzos y proyectos. Muchas gracias a todos Ustedes por creer y apoyar esta apuesta de país.
Porque nunca nos detenemos ni nos satisfacemos con los logros, sino que nos orientamos por los retos.
Muchas gracias,
Jaime Alberto Leal Afanador
Rector