El consumo de sustancias psicoactivas (SPA) en adolescentes continúa siendo un fenómeno de creciente preocupación a nivel nacional e internacional. La adolescencia es una etapa crítica del desarrollo humano caracterizada por transformaciones físicas, emocionales y sociales que, en muchos casos, aumentan la vulnerabilidad ante conductas de riesgo, entre ellas el uso de drogas. En este contexto, las habilidades sociales emergen como un factor protector relevante.

Este artículo presenta una síntesis de los hallazgos de la investigación desarrollada por Fernando García Mendoza en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD), desde la Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades (ECSAH), centrada en el análisis del vínculo entre habilidades sociales y consumo de sustancias psicoactivas en población adolescente.

El consumo de sustancias en adolescentes: una problemática vigente

Diversos estudios señalan que el consumo de drogas en edades tempranas está en aumento. En Colombia, se estima que aproximadamente el 16% de los estudiantes entre 12 y 18 años ha experimentado el uso de alguna sustancia psicoactiva. Esta tendencia incluye no solo marihuana, sino también sustancias como cocaína, inhalantes, éxtasis y alcohol. Además, se ha identificado una disminución en la edad de inicio del consumo, lo que representa un desafío adicional para las estrategias preventivas.

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¿Qué son las habilidades sociales y por qué son relevantes?

Las habilidades sociales son un conjunto de capacidades interpersonales y emocionales que permiten a las personas relacionarse de forma adecuada, resolver conflictos, expresar emociones y tomar decisiones responsables. Dentro del estudio revisado, se identifican competencias clave como:

  • Asertividad: capacidad de expresar una negativa de forma clara y sin sentimientos de culpa.
  • Autocontrol: habilidad para regular impulsos y emociones.
  • Empatía: disposición para comprender al otro sin emitir juicios.
  • Toma de decisiones: evaluación de consecuencias antes de actuar.

El desarrollo de estas habilidades permite a los adolescentes afrontar situaciones de presión social y reducir la probabilidad de involucrarse en conductas de consumo.

Revisión sistemática y hallazgos principales

La investigación titulada Habilidades Sociales y Consumo de Sustancias Psicoactivas en Adolescentes: una Revisión Sistemática se fundamenta en el análisis de más de 900 fuentes académicas. El autor concluye que existe una relación significativa entre el déficit en habilidades sociales y el inicio del consumo de SPA en adolescentes. Asimismo, el estudio identifica factores asociados como el entorno familiar, las dinámicas escolares, los pares y los imaginarios sociales que giran en torno al consumo de drogas.

“El uso de drogas por parte de los adolescentes, en su periodo escolar, se asocia principalmente a factores individuales, destacándose el déficit de habilidades sociales, seguido por factores relacionales y de riesgo social.”

Este enfoque evidencia la necesidad de abordar la problemática desde una perspectiva integral, que contemple no solo los riesgos individuales, sino también el contexto psicosocial del adolescente.

Prevención basada en el fortalecimiento de habilidades

Uno de los aportes más destacados de la investigación es el énfasis en la prevención a través del desarrollo de habilidades sociales. Diversos estudios coinciden en que los programas educativos centrados en la promoción de competencias socioemocionales resultan más eficaces que las campañas basadas únicamente en la advertencia o la prohibición.

Iniciativas escolares que promuevan la educación emocional, el pensamiento crítico y la ética social, así como entornos familiares en los que se fomente la comunicación asertiva, pueden contribuir significativamente a reducir el consumo temprano de SPA.

Implicaciones prácticas para la intervención

En el entorno familiar:

  • Fomentar el diálogo abierto.
  • Validar las emociones de los adolescentes.
  • Modelar comportamientos saludables.

En las instituciones educativas:

  • Implementar programas de habilidades para la vida desde etapas escolares tempranas.
  • Promover ambientes seguros y de confianza emocional.

Desde una perspectiva social:

  • Superar los enfoques punitivos y estigmatizantes.
  • Favorecer políticas públicas centradas en el acompañamiento y la inclusión juvenil.

El fortalecimiento de habilidades sociales en adolescentes constituye una estrategia preventiva efectiva frente al consumo de sustancias psicoactivas. Esta aproximación no solo permite reducir comportamientos de riesgo, sino que también promueve el desarrollo de individuos más autónomos, resilientes y conscientes de su entorno.

Incorporar estos hallazgos en las prácticas familiares, escolares y sociales representa una oportunidad significativa para construir comunidades más saludables y comprometidas con el bienestar de sus jóvenes.