En medio del dolor, la resiliencia florece. Colombia es testigo de una de las crisis de desplazamiento forzado más graves del mundo, con millones de personas obligadas a abandonar sus hogares a causa del conflicto armado. Y aunque las respuestas humanitarias han salvado vidas, hoy una nueva pregunta sacude al sistema: ¿es suficiente solo asistir… o debemos comenzar a transformar?

Desde las entrañas de esta reflexión emerge el artículo Repensando la respuesta humanitaria: estrategias de intervención en contextos de desplazamiento forzado en Colombia, publicado por la revista Análisis Jurídico-Político de la UNAD. Su propuesta no es menor: dar un giro profundo al enfoque de intervención humanitaria, pasando de lo reactivo a lo estratégico, de lo asistencial a lo participativo, de lo inmediato a lo sostenible.

selva.jpg

El Tapón del Darién: un corredor de esperanza… y peligro

Hoy en día, el Tapón del Darién, esa extensa selva que une a Colombia con Panamá, no es solo una frontera natural, sino el escenario de una de las crisis humanitarias más dramáticas del continente.

En 2023, más de 520.000 personas se lanzaron a cruzar este infierno verde. Una cifra escalofriante, que duplicó la del año anterior. Sus pasos recorrieron hasta 97 kilómetros de terrenos fangosos, ríos desbordados y senderos invisibles bajo la vegetación. Cada kilómetro, una historia. Cada paso, una decisión desesperada.

Aunque en 2024 la cifra descendió un 42 %, aún fueron más de 300.000 los que intentaron atravesar esta selva, provenientes de más de 90 países. La mayoría, venezolanos, pero también haitianos, ecuatorianos, chinos, afganos y familias enteras que escapan de la pobreza, la violencia o la persecución.

Lo más estremecedor: uno de cada cinco migrantes era menor de edad. Niños y niñas expuestos al hambre, la trata, los abusos, y a un entorno que no perdona errores.

Esta ruta se ha vuelto tan masiva como letal. Y ha desbordado las capacidades de respuesta institucional y humanitaria en ambos extremos del corredor. Frente a este escenario, la pregunta se vuelve urgente: ¿estamos respondiendo bien?

¿Qué estamos haciendo mal en la ayuda humanitaria?

El documento inicia con una crítica frontal pero fundamentada al modelo tradicional de respuesta humanitaria, caracterizado por ser estandarizado, corto en el tiempo y poco contextualizado. Este modelo, aunque salva vidas en el corto plazo, no logra transformar la realidad estructural de quienes han vivido el desarraigo.

“La respuesta humanitaria sigue siendo funcional a la emergencia, pero no necesariamente a la reconstrucción del proyecto de vida de las víctimas.” (p. 3)

El artículo visibiliza una realidad incómoda: muchas intervenciones se implementan sin tener en cuenta los saberes locales, la diversidad cultural o los procesos comunitarios que podrían ser clave para una verdadera transformación. Así, el riesgo no es solo la ineficiencia, sino la revictimización.

Hacia una respuesta transformadora

Pero no todo es crítica. El artículo plantea un nuevo horizonte esperanzador: una respuesta humanitaria transformadora, basada en cinco pilares esenciales:

  1. Contextualización territorial: entender que cada comunidad desplazada tiene una historia única.
  2. Participación comunitaria: involucrar a las víctimas como actores y no solo receptores.
  3. Enfoque diferencial: reconocer que mujeres, niños, comunidades étnicas y personas LGBTIQ+ viven impactos diferenciados.
  4. Interseccionalidad de derechos: articular lo humanitario con el desarrollo, la paz y la justicia social.
  5. Sostenibilidad: generar capacidades locales que perduren tras la intervención.
“No se trata de acumular asistencias, sino de activar procesos que reconstruyan la dignidad de quienes han sido arrancados de sus raíces.” (p. 5)

Del asistencialismo al empoderamiento: el verdadero giro humanitario

El artículo no solo propone una crítica: plantea una revolución en la manera de intervenir humanitariamente. Lo esencial es entender que el desplazamiento forzado no es un evento aislado, sino un proceso de múltiples capas que afecta la identidad, el arraigo, la autonomía y la dignidad de quienes lo viven.

“Las víctimas no solo requieren ayuda: necesitan ser parte activa de la reconstrucción de sus vidas.” (p. 5)

Aquí cobra fuerza el concepto de respuesta transformadora: una intervención que no solo reaccione a la emergencia, sino que genere condiciones estructurales para la reparación, la inclusión y la no repetición. En este sentido, el artículo defiende una visión integral, sensible al contexto y co-creada con las comunidades como única vía para romper los ciclos del desarraigo y la dependencia.

Territorio de reflexión y acción

Este artículo no surge en el vacío. La UNAD, a través de su revista Análisis Jurídico-Político y programas académicos como la Maestría en Paz, Desarrollo y Resolución de Conflictos, se posiciona como un actor activo en la comprensión del conflicto y la búsqueda de alternativas reales.

Además, desde su enfoque educativo territorial y virtual, la UNAD promueve investigaciones aplicadas que han trabajado con comunidades afectadas por el conflicto armado, como:

  • • Grupos de investigación como GIIPAZ y CIPAZUD, que han desarrollado rutas de acción en derechos humanos y memoria histórica.
  • • Semilleros en zonas como Meta, Nariño, Cauca y Chocó, que acompañan procesos comunitarios desde la investigación-acción participativa.
  • • Convenios con entidades públicas y ONG, fortaleciendo el enfoque diferencial y territorial.

Este artículo es apenas una muestra del compromiso académico con la justicia social, la educación transformadora y la dignidad de las víctimas.

¿Y ahora…?

Cuando hablamos de repensar la respuesta humanitaria, no hablamos solo de modificar presupuestos o rediseñar kits de ayuda. Hablamos de una transformación profunda: política, ética, pedagógica y comunitaria. Una transformación que deje de tratar a las personas como números y las reconozca como lo que son: historias vivas, con derecho a sanar, reconstruir y soñar.

“Una respuesta efectiva es aquella que logra articular la urgencia del presente con la esperanza del futuro.” (p. 6)

¿Estás dispuesto a repensar la ayuda, no como una acción de caridad, sino como un acto de justicia?

Te invitamos a leer el artículo completo en la revista Análisis Jurídico-Político de la UNAD y a conocer cómo esta universidad sigue apostándole a la transformación desde la educación, la investigación y el compromiso con las comunidades más olvidadas.