El lulo, conocido científicamente como Solanum quitoense Lam., ha sido durante siglos una joya tropical de la región andina. Su sabor ácido y refrescante lo hace irresistible en jugos, postres y salsas; sin embargo, lo que antes era un cultivo tradicional, hoy se transforma en una de las apuestas científicas más interesantes del agro colombiano.

Mientras algunos lo saborean, la ciencia lo estudia y la innovación lo reinventa.


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Lulo 2.0: Cuando la ciencia toma el timón

Durante años, los agricultores han enfrentado un enemigo silencioso: las plagas. Cultivar lulo era casi como apostar con el clima, el suelo y los insectos. Pero todo cambió cuando el Centro de Investigación de Agricultura y Biotecnología CIAB de la UNAD, CCAV Dosquebradas, presentó una nueva variedad de lulo tolerante a plagas, una innovación que podría redefinir el cultivo de esta especie en Colombia.

Este avance biotecnológico surgió de un meticuloso proceso de mejoramiento genético tradicional, sin transgénicos, pero con inteligencia agronómica. El objetivo: lograr una planta más resistente, menos dependiente de pesticidas y, por ende, más sostenible.

Una radiografía profunda del lulo

Según un artículo publicado en la Revista RIAA, “Aspectos de la fisiología y el cultivo del lulo (Solanum quitoense Lam.) en Colombia”, el lulo no es solo un fruto... es un ecosistema en sí mismo:

  • Se cultiva óptimamente entre los 1900 y 2200 msnm, en climas frescos y húmedos.
  • Su desarrollo sigue una curva sigmoide simple, similar al ritmo de maduración de muchas decisiones en la vida: lento al inicio, veloz en el centro y mesurado al final.
  • Requiere entre 4 a 6 litros de agua por planta al día, lo que lo convierte en un cultivo demandante, pero noble.
  • ¡Puede alcanzar hasta 209 gramos por fruto! Superando incluso al tradicional “Lulo de Castilla”.
  • Estudios fisiológicos han demostrado que su fotosíntesis se adapta mejor a la sombra. Es, en esencia, una planta que florece en lo discreto. Una metáfora andina de resiliencia.

Polinización a punta de vibraciones

Una de las curiosidades más fascinantes del lulo es su sistema de polinización. ¿Sabías que los abejorros lo polinizan no solo con su presencia, sino con sus vibraciones? Sí, el lulo necesita literalmente “sentir el zumbido” para generar frutos más grandes y de mejor calidad. Un proceso tan poético como científico.

Ciencia, territorio y propósito: la fórmula UNAD

La creación de una nueva variedad tolerante a plagas no es solo un logro técnico: es una declaración de intenciones. Significa que la educación superior, cuando se hace con pertinencia territorial, puede transformar los desafíos locales en soluciones globales. Es el tipo de innovación que rompe paradigmas y devuelve dignidad al agricultor.

El lulo no solo se cultiva, se reinventa

Estamos ante un fruto que:

  • Se adapta al clima andino,
  • Necesita sombra para brillar,
  • Requiere vibraciones para producir,
  • Y hoy, gracias a la ciencia, ya no teme a las plagas.

¿Y tú, ya conoces el poder del lulo?

Desde la UNAD te invitamos a leer estos artículos, compartir este conocimiento, y por qué no, apoyar los emprendimientos rurales que se atreven a sembrar innovación.

Porque el futuro de la agricultura no está solo en el campo… también está en los laboratorios, en las aulas y en la voluntad de cambiar el mundo desde la raíz.