Un enemigo invisible en los hospitales

En el mundo de la salud, algunos enemigos no llevan armas visibles, pero son igual de letales. Tal es el caso de Acinetobacter baumannii, una bacteria que pasó de ser considerada inofensiva a convertirse en una amenaza mundial. Como señalan Reyes y Bernal (2025): “Actualmente se considera un patógeno de alta relevancia en el contexto hospitalario por su alta mortalidad y resistencia a los antimicrobianos”. No hablamos de un germen cualquiera: la OMS lo incluyó en la lista de patógenos de prioridad crítica para el desarrollo de nuevos antibióticos.

El “villano silencioso” que desafía a la medicina moderna

Uno de los grandes poderes de esta bacteria es su genoma plástico, capaz de mutar y adaptarse a condiciones extremas. Como describe el artículo: “Su relevancia ha ido en aumento considerando su genoma plástico y facilidad de mutar en condiciones adversas”. Esto la convierte en un verdadero camaleón microscópico, que cambia de “piel” molecular para esquivar antibióticos y sobrevivir en ambientes donde otros microorganismos sucumbirían.

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Biopelículas: fortalezas invisibles

Quizás el rasgo más inquietante de A. baumannii es su habilidad para formar biopelículas, auténticas fortalezas biológicas. En palabras de Ortega y Hernández (2018), estas son comunidades microbianas capaces de “evadir la respuesta inmunitaria del huésped”. En ambientes hospitalarios, estas biopelículas colonizan respiradores, catéteres y superficies, volviendo casi indestructible a la bacteria frente a antibióticos y desinfectantes.

Datos que alarman

En Estados Unidos, el A. baumannii resistente a carbapenémicos causó 8.500 infecciones y 700 muertes en 2017. En Colombia, ya en 2014 representaba el 3,1% de los patógenos multirresistentes en UCI, con altos niveles de resistencia. Puede sobrevivir a la desecación, la desinfección y el estrés oxidativo, un “superpoder” que explica su persistencia en hospitales.

Más allá de la resistencia: inteligencia bacteriana

Lo más disruptivo es que A. baumannii no se limita a resistir, también se comunica. Gracias al quorum sensing, coordina ataques colectivos, activando genes de virulencia según la densidad poblacional. Es decir, esta bacteria piensa en red. Actúa como un enjambre organizado, donde cada célula es parte de una estrategia mayor.

UNADistas escriben, el mundo escucha

Este tipo de artículos, elaborados por investigadores UNADistas, no solo representan un ejercicio académico riguroso, sino que también se constituyen en verdaderas herramientas de conocimiento e investigación al servicio de la sociedad. Al abordar problemáticas de impacto global como la resistencia antimicrobiana y los mecanismos de virulencia bacteriana, la UNAD reafirma su compromiso con la ciencia abierta y la generación de saber pertinente, capaz de aportar reflexiones críticas y soluciones innovadoras. En cada línea se evidencia cómo la investigación desde la UNAD trasciende el aula, se conecta con las necesidades del sector salud y fortalece la construcción colectiva de conocimiento que transforma territorios y vidas.

Reflexión final

En un mundo obsesionado con pandemias virales, este patógeno bacteriano silencioso avanza como una epidemia lenta, pero constante. Los autores del artículo lo resumen de forma contundente: “Avanzar en su estudio es relevante para dilucidar herramientas que permitan su tratamiento y control”. La pregunta que queda en el aire es: ¿Estamos listos para enfrentar a un enemigo que evoluciona más rápido que nuestras armas?