¿Y si la verdadera fuerza de una persona no estuviera en sus músculos, sino en su capacidad de trascender el dolor y reinventarse cada día?

Este es el camino que nos muestran Andrea del Pilar Arenas, Edilma Ospina Sánchez, Orlando Beltrán Díaz, Fredy Alfonso Flórez Flórez y Claudia Milena Ríos Lozano, investigadores de la ECSAH–UNAD, quienes analizaron cómo los recursos noéticos, esas potencias internas del ser humano como el autodistanciamiento y la autotrascendencia, se convierten en un escudo frente al estigma que enfrentan las personas con discapacidad física.

El peso del estigma

La discapacidad no solo limita la movilidad. A menudo la sociedad impone barreras invisibles más duras:

  • Palabras como “incapaz”, “lisiado” o “anormal”.
  • Miradas que reducen al individuo a una condición.
  • Actitudes que infantilizan o excluyen.

Todo esto deja huellas en la autoestima, la autopercepción y la participación social. El estigma, más que la discapacidad en sí, se convierte en un obstáculo diario para la vida plena.

Y aquí surge una paradoja: mientras el cuerpo enfrenta limitaciones, la mente y el espíritu humano revelan una capacidad infinita de resiliencia. Los recursos noéticos aparecen como una fuerza silenciosa, casi invisible, pero transformadora.

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Recursos noéticos: el poder invisible

Los investigadores explican que los recursos noéticos son capacidades profundamente humanas que permiten resistir y crecer:

  • Autodistanciamiento: tomar perspectiva de la propia situación, regular emociones y no quedar atrapado en el dolor.
  • Autotrascendencia: encontrar sentido más allá de uno mismo, conectarse con otros y comprometerse con algo significativo.

En palabras simples, son la fuerza interior que permite encontrar sentido aún en la adversidad.

Y lo mejor: no son exclusivos de quienes viven con discapacidad. Todos podemos entrenar estos recursos para enfrentar nuestras luchas diarias, desde problemas laborales hasta pérdidas personales.

¿Qué reveló la investigación?

Con 40 participantes en Ibagué (20 hombres y 20 mujeres), se aplicaron grupos focales y escalas para medir estos recursos. Los hallazgos fueron claros:

  • La mayoría de los participantes mostraron niveles ambivalentes, es decir, cuentan con potencia interna, pero el estigma frena su despliegue total.
  • Las mujeres tendieron a compartir más sus vivencias y emociones, mientras que los hombres manifestaron con mayor reserva los impactos en la autoestima.
  • Los espacios colectivos, como asociaciones o grupos deportivos, fueron clave para fortalecer el sentido de pertenencia y el reconocimiento social.

Este punto es crucial: el apoyo comunitario actúa como un espejo que refleja dignidad y rompe las narrativas de incapacidad.

Un camino hacia la resiliencia

El estudio confirma que los recursos noéticos son factores protectores. Permiten transformar el dolor en fuerza, la discriminación en unión, la exclusión en lucha por derechos.

La logoterapia y la perspectiva existencial de Viktor Frankl cobran aquí todo su valor: la búsqueda de sentido es la mejor estrategia para enfrentar la adversidad.

No es casualidad que los autores destaquen cómo el autodistanciamiento y la autotrascendencia no solo ayudan a resistir el estigma, sino que reconstruyen la identidad y la dignidad de la persona, devolviéndole el poder de definirse a sí misma.

El mensaje de este trabajo es claro

La discapacidad no define a una persona, lo hacen sus recursos internos, su capacidad de autodistanciarse, trascender y construir sentido. La sociedad necesita dejar de mirar limitaciones y empezar a reconocer estas fortalezas invisibles.

Comparte este mensaje y pregúntate: ¿qué recursos noéticos estás usando tú para superar tus propios estigmas y desafíos?

Este blog está inspirado en el artículo “Recursos noéticos y discapacidad: una forma de afrontamiento ante el estigma”, escrito por Andrea del Pilar Arenas, Edilma Ospina Sánchez, Orlando Beltrán Díaz, Fredy Alfonso Flórez Flórez y Claudia Milena Ríos Lozano, docentes e investigadores de la ECSAH–UNAD.